Esta historia fue escrita por una sobreviviente anónima, se han cambiado algunos detalles para proteger su identidad. En reconocimiento del Mes de Concientización sobre el acoso, compartiremos esta historia para que se entienda lo que es el acoso y cómo afecta a las sobrevivientes que viven en las sombras.
La sombra detrás de mí
Mi esperanza era que la distancia y el tiempo crearan un espacio para que aprendiéramos, creciéramos, y nos apreciáramos más. Acababa de regresar, trataba de reconciliarme con mi pareja, el padre de nuestro hijo, después de huir de nuestro hogar. Pero esto no fue el caso, de hecho fue peor que antes. El abuso verbal y físico empezó de inmediato cuando volvimos a vivir juntos. Aunque sí quería que esta relación funcionara, especialmente para nuestro hijo, ahora sabía que no había manera de que funcionara. Mi pareja no era capaz de NO abusarme. Huí de nuestra casa (otra vez) tomando las pocas pertenencias que pude para mi y para mi hijo.
Casi de inmediato me di cuenta que me estaban siguiendo. Mi plan original era quedarme en el mismo estado, pero ahora con los faros en mi retrovisor, seguí conduciendo. Conducí a través del país tratando de alejarme del dolor, las heridas, y el miedo. Mi hijo y yo entramos a un albergue para víctimas de la violencia doméstica en otro estado. Tenía miedo pero empezaba a sentirme segura.
No pasaron sino unas pocas semanas y me di cuenta que mi celular, correo electrónico y otras cuentas fueron hackeadas. Un día estaba en el parque con mi hijo y había unos hombres que me empezaron a interrogar… Estos hombres sabían cosas sobre mí, y el miedo que me sujetaba era intenso. Mi ex sabía dónde estaba. Me fui del parque inmediatamente, subí todas mis cosas a mi carro, y dejé ese estado con mi hijo.
Llegué a otro albergue, con miedo y con miedo de siquiera tener un teléfono. Después de unos días de ajustarme, me dieron un teléfono y número nuevo y me ayudaron a crear una cuenta nueva de correo electrónico. Apenas me empezaba a sentir segura otra vez, cuando empecé a reconocer a algunos hombres que eran ‘conexiones’ de mi ex, él tenía muchas conexiones. Y, otra vez, hackearon mi celular.
Finalmente, me trasladaron a Safe Harbor. Aunque me siento segura, todavía tengo miedo. Tengo miedo de tener o usar un teléfono; tengo miedo de inscribir a mi hijo en la escuela; tengo miedo de tener un trabajo que no sea desde la casa, todo para minimizar la posibilidad de que mi ex me encuentre. Vivo en miedo constante de que él esté en algún lugar, buscándome. Paso mi vida con miedo de la próxima vez que me encuentre a mi y a mi hijo.